sábado, 9 de febrero de 2008

Amarte duele… pero soy masoquista! El amor desde un punto de vista neopsicoanalítico

Por Carlos Arquieta

¿Qué es el amor? Esta pregunta ha ocupado el pensamiento de grandes pensadores a través de los tiempos, y sin duda lo sigue haciendo en nuestros días. Aun y con todas las definiciones que se han proporcionado, me atrevo a decir que nuestra sociedad no ha logrado entender el verdadero significado del amor. ¿Qué es el amor verdadero? Lamentablemente varios de nosotros creemos saber el significado y creemos que lo sentimos, cuando la verdad es que nos vemos sumergidos en “pseudo amores” o en relaciones destructivas o egoístas. No con esto quiero decir que no existe el amor verdadero, pero si en verdad lo queremos poner en practica debemos entender lo que significa, y no creer que ya lo sabemos todo solo por experiencia. Reitero que nuestra labor como psicólogos es buscar el por qué ultimo de la conducta humana, así que sería valido también hacer un análisis sobre el complejo tema del amor. Este artículo se lo dedico en especial a todos mis amigos, a quienes aprecio mucho y espero siempre contar con ustedes, y decirles que cuentan conmigo para lo que les pueda servir. Estimados lectores, espero sea de su agrado.

El enfoque

Este artículo estará fundamentado en las teorías neopsicoanalìticas de Erich Fromm, las cuales explican el comportamiento humano no solo a partir de un punto de vista mecanicista, ortodoxo, como los impulsos descritos por Freud, sino que también se le da una importancia clave a la situación cultural y social en la que el individuo se desenvuelve. Así, veremos el concepto de amor desde un punto de vista psicoanalítico, mas no ortodoxamente como un impulso o como la búsqueda total de placer a partir de un objeto. Exploraremos las dimensiones personales y psíquicas del sujeto, así como los factores sociales que influyen en sus decisiones acerca del amor. Veremos también como vivimos en una sociedad “solitaria”, en la cual se busca un objeto de amor para buscar superar la propia soledad que tanto carcome al ser humano. Buscar a alguien para mitigar la soledad suena lógico, pero hasta que punto llegamos a verdaderamente a amar a la persona y a desear su felicidad y libertad, ahí es donde esta la “clave del amor”, y es ahí donde encontramos a veces fallas y vemos relaciones “sado-masoquistas”. Sin más preámbulos, comencemos el análisis.

¿Amar es difícil?

“Prácticamente no existe ninguna otra actividad o empresa que se inicie con tan tremendas esperanzas y expectaciones, y que, no obstante, fracase tan a menudo como el amor.”
Bien, esta frase de Fromm es muy cierta, y quien se ha sentido enamorado o enamorada alguna vez no me dejará mentir. Sin embargo, es nuestra actitud frente al amor lo que lo hace tan difícil.

Imagina que alguien te gusta y le pides que sea tu pareja. ¿Qué hacemos cuando esta persona nos dice que no, por una u otra razón? Puede aparecer un sentimiento de tristeza, tal vez porque no nos sentimos amados, y es ahí donde se encuentra uno de los grandes problemas sobre el amor: uno busca sentirse amado, pero no se enfoca en amar. Que pena que esa persona no nos ha aceptado, pero se han puesto a pensar: ¿en verdad esa persona merecía tu amor? O mejor… ¿tú merecías a esa persona? Es algo que no pensamos, e inmediatamente nos sumergimos en un sentimiento de menosprecio, lo cual no debería ser así.

Cambiemos de perspectiva. Esa persona te dijo que sí. Nos sentimos en las nubes, entramos a un gran estado de “enamoramiento”, pero ¿Cuánto tiempo? Ese es otro gran dilema del amor: ¿hasta cuando somos capaces de amar? El enamoramiento es precioso, pero amar verdaderamente no es la cosa más sencilla del mundo.

El amor en la sociedad contemporánea

El amor como mercado

Lamentablemente nuestra misma sociedad capitalista nos ha llevado a ver la búsqueda de objeto de amor como un proceso de mercado. “Quiero hacer un buen negocio; el objeto debe ser deseable desde el punto de vista de su valor social y, al mismo tiempo, debo resultarle deseable, teniendo en cuenta mis valores y potencialidades manifiestas y ocultas. De ese modo, dos personas se enamoran cuando sienten que han encontrado el mejor objeto disponible en el mercado, dentro de los límites impuestos por sus propios valores de intercambio.” ¿Es mentira? Observemos el mundo que nos rodea, observemos a aquellas madres, amistades u otras personas que influyen en nosotros diciendo: “Oye, es que el no te conviene, mira, no estudia”, “que te pasa, si esta bien fea, como te fijas en ella”, “hijo, no la escojas, es una destrabancada, y mira como se viste”, “Hija, mira, es muy buen sujeto trabaja y gana buen sueldo…”, “Oye, no es de tu religión, yo creo que no te conviene”. Así convertimos a nuestros semejantes en mercancías que tienen un valor por las habilidades o atributos que poseen, y nos olvidamos que, como nosotros, son humanos, y que detrás del verdadero amor esta el amor al Hombre, al ser humano en general.

La soledad

Otro aspecto importante es el sentimiento de aislamiento o soledad que siente el ser humano. Esa soledad es alimentada por la sociedad, por ejemplo, a partir de que se nos dice que somos libres, que cada quien tenemos la capacidad de decidir. Los medios de comunicación nos bombardean de información sobre diferentes productos, supuestamente dándonos la oportunidad de elegir. Pero eso no es verdad, se aprovechan del sentimiento de soledad o “separatividad” del ser humano, y en verdad uno se vuelve dependiente de las grandes compañías y de los productos que ellas nos ofrezcan. Esto lo comparo con como el ser humano, en su afán de evitar la soledad, busca ser dependiente de otros para mitigarla.

Algo que en cierta medida se puede añadir al tema de la soledad es la percepción que se tiene del dar y recibir cariño en la sociedad actual. Podemos analizarlo a partir del siguiente fragmento de Karen Horney, en su libro “La personalidad neurótica de nuestro tiempo”: “Uno de los rasgos predominantes de los neuróticos de nuestro tiempo es su excesiva dependencia de la aprobación o del cariño del prójimo. Todos deseamos ser queridos y sentirnos apreciados, pero en los neuróticos la dependencia del afecto o de la aprobación resulta desmesurada {…} Si bien todos queremos gustar a las personas que nos agradan, los neuróticos están presos de un afán indiscriminado de estima o afecto, independientemente de su interés por la persona respectiva o de la trascendencia que adjudican a su opinión. En la mayoría de los casos no se dan cuenta de estos insaciables anhelos, pero los traducen en la sensibilidad con que reaccionan al no obtener la ansiada atención. Así por ejemplo, pueden sentirse heridos por el mero hecho de que alguien no acepte sus invitaciones o deje pasar algún tiempo sin hablarles por teléfono {…}; tal hipersensibilidad es susceptible de ocultarse, empero, bajo una actitud de ¡qué me importa!”

¿Acaso esto no es suficiente para demostrar que el ser humano se siente solo? Y pero aún, es increíble cuando una persona, aun siendo maltratada, humillada, tratada como un “objeto” por su “amado” o “amada”, continúa convencida de que es amor lo que siente. Siente como si dependiera de la otra persona, y se ciega totalmente ante la esclavitud que padece. Así mismo, el ser que somete y humilla, afirma y jura que trata así a la otra persona porque la “ama”. A mi opinión personal, no puede haber mayor farsa que tales afirmaciones.

Pongo estos primeros ejemplos para entrar a un tema mas profundo sobre la soledad que siente el hombre, puesto que el amor se ha visto afectado por esta situación, se ha visto desfigurado por mecanismos de evasión que utiliza el ser humano para evitar su soledad. Uno, como en el ejemplo anterior, es la dependencia, y otro, es la búsqueda de poder sobre otro.

Sadismo y masoquismo: el lado oscuro del “amor”

Podemos introducirnos al amor como una relación sado-masoquista, a partir del análisis que hace Fromm en su libro “¿tener o ser?”, donde se diferencian dos maneras de manifestar amor, en el modo de tener o en el modo de ser. Por motivos de facilitar comprensión y no mezclar temas, hablaremos primero del modo de “tener”, que es el que nos interesa en el análisis de las relaciones sado-masoquistas.

No puedo aclarar mas la situación del amor actual que como lo describe Fromm, veamos: “Experimentar amor en el modo de tener implica encerrar, aprisionar o dominar al objeto “amado”. Es sofocante, debilitador, mortal, no dador de vida. Lo que la gente llama amor la mayoría de las veces es un mal uso de la palabra, para ocultar que en realidad no ama”. Aquí es donde me detengo. Esto quiere decir que en verdad confundimos el amor con algo más. ¿Pero qué es ese algo que esta disfrazado como “amor”?

Fromm describe los impulsos sado-masoquistas a partir de un concepto al que llama “carácter autoritario”. Para la persona con carácter autoritario, solo existen dos tipos de personas, las que tienen poder y las que no lo tienen. La persona con impulsos sádicos puede mostrar su carácter de manera más abierta, o menos reprimida o escondida, pues tienden a ser personas que con su misma forma de ser demuestran la necesidad de dominar. Esos esposos golpeadores, parejas celosas y humilladores, son algunos ejemplos. Sin embargo, la persona con carácter autoritario también puede presentar otras manifestaciones de conducta, como la total admiración por la figuras de mayor poder que él. Incluso podríamos decir que quien no tiene poder no tiene significado para él. Así, por eso encontramos el par sado-masoquista aquí: “me dejo someter ante los que tienen poder, por el amor al poder mismo que yo siento, y desprecio, ataco y humillo a quienes no lo posean.” Sin embargo, estos procesos no son conscientes. La pregunta sería: ¿dónde se presentan estos fenómenos en la cabeza de un sujeto con estas manifestaciones de sadismo, y a la vez de auto humillación ante personas con mayor autoridad?

Quien se ve en la posición de explotado llega a presentar sentimientos de hostilidad y resentimiento ante el explotador. Pero como regularmente este explotado se ve en cierta manera necesitado del explotador, por ejemplo cuando es la pareja o algún familiar, sólo puede reprimir esos sentimientos de odio y presentar sustitutos de sentimientos, llegando incluso a reemplazarlos por una profunda admiración hacia el explotador. Así se acaba deseando poder, bajo la sumisión ante alguien más. De nuevo nos encontramos con contradicciones, dos sentimientos a la vez, ser sometido y poder tener “el poder”. ¿Por qué la necesidad de ser explotado? Aun y que varias de esas personas se saben conscientemente dominadas, y desean por todos los medios librarse de la opresión, hay algo inconsciente que los mueve a verse humilladas y dominadas. Esto requiere un análisis más profundo todavía, y lamento tenerles entre tantas ideas, pero el tema lo requiere por su extrema complejidad. Analicemos pues, los procesos inconscientes del sadismo y del masoquismo.

Procesos inconscientes del sadismo y el masoquismo

Destaquemos algo que tienen en común los impulsos sádicos y masoquistas: en ambos se busca “abandonar la independencia del yo individual propio, para fundirse con algo o alguien, exterior a uno mismo, a fin de adquirir la fuerza de que el yo individual carece.” Recordemos que al ser pequeños, estábamos totalmente bajo la dependencia de nuestros padres u otras figuras de autoridad, a los cuales podemos llamar vínculos primarios; así, al crecer, se dan estas tendencias a buscar de nuevo la seguridad, la protección, buscando formar nuevos vínculos secundarios que sustituyan a los primarios que se han dejado atrás. Este proceso se da en cierta medida en todos los individuos, pero podría considerarse negativo cuando ese vínculo secundario no busca la felicidad de la otra persona, cuando ese ser amado única y exclusivamente busca ser amado también. Vuelvo a la hipótesis de que estos tipos de impulsos son una búsqueda de que alguien sostenga mi propio yo, pues yo no lo puedo sostener. Veamos los impulsos por separado para confirmar la hipótesis.

En el individuo con tendencias masoquistas se presentan sentimientos de inferioridad, insignificancia e impotencia. Lo curioso es que aun y que la persona se queja de sufrirlos, hay algo inconsciente que lo orilla a manifestar comportamientos de sometimiento ante alguien más, e incluso a sentirse de esa manera. Es una falta de independencia, una enorme necesidad de sometimiento provocada por “el miedo a la libertad”. Son incapaces de manifestar un “yo soy” o un “yo quiero”. Hay casos extremos en los que hasta se infligen sufrimiento y castigos.

Estos sentimientos a veces se racionalizan. La dependencia masoquista se confunde con amor y lealtad, los sentimientos de inferioridad como la expresión adecuada de defectos realmente existentes (la persona se siente inferior porque afirma que en la realidad lo es), y los sufrimientos como si fueran por circunstancias irremediables (“me lo merezco o Dios así lo quiso”).

¿Que sucede? Este individuo se percibe solo ante un mundo hostil. Percibe su libertad como individuo de manera negativa. La forma en que busca escapar es, entonces, aniquilando su propio yo, reduciéndolo a la nada, y sometiéndose ante otro vinculo que lo pueda sostener. Se ve en el otro a un “auxiliador mágico”, que rescata, que nos puede salvar. Lamentablemente, como ese auxiliador mágico es humano, puede en algún momento no cubrir nuestras expectativas y defraudarnos. De ahí lo negativo de idealizar al objeto amado. Con este planteamiento queda satisfecha nuestra hipótesis.

Pasemos al sadismo. La tendencia sádica es un constante deseo de mostrar el poder ante el sometido. Humilla, y a veces tortura, a su objeto de “amor”. El sadismo se trata de racionalizar más que la tendencia masoquista. Encontramos así individuos que afirman que tratan así a su pareja porque las “aman”. ¿Será cierto? ¿Cómo podemos satisfacer nuestra hipótesis con el sádico, si él no parece mostrar ninguna dependencia o debilidad, sino muestra poder y dominación? Veamos.

Algo que muchas veces se ha pasado por alto es la fuerte dependencia del sádico en cuanto a su objeto. Me refiero a que si lo pensamos, el sádico no es nada sin su objeto. No lo ama, pero sí lo necesita, pues sino, ¿a quien dominaría? Recordemos que ellos también tienen mucho aprecio por figuras de más poder. Así, escogen objetos mas débiles o manipulables. Y digo objetos porque es así como los perciben: como objetos que satisfacen su soledad. “Sin ti, no soy nada”, “sin ti, la vida no tendría sentido”, les suena esa frase…

Simbiosis

Introduzco finalmente este fragmento de “El miedo a la libertad” de Fromm para dar conclusión a este tema y resumir la relación de muchas parejas en la actualidad. Es información importante para dejar clara esa relación simbiótica, mutuamente destructiva que se da en la sociedad contemporánea: “No cabe duda de que, con respecto a las consecuencias prácticas, el deseo de ser dependiente o de sufrir es el opuesto al de dominar o de infligir sufrimiento a los demás. Desde el punto de vista psicológico, sin embargo, ambas tendencias constituyen el resultado de una necesidad básica única que surge de la incapacidad de soportar el aislamiento y la debilidad del propio yo. Propongo denominar “simbiosis” al fin que constituye la base común del sadismo y el masoquismo. La simbiosis, en este sentido psicológico, se refiere a la unión de un yo individual con otro (o cualquier otro poder exterior al propio yo), unión capaz de hacer perder a cada uno la integridad de su personalidad, haciéndolos recíprocamente dependientes. El sádico necesita de su objeto, del mismo modo que el masoquista no puede prescindir del suyo. En ambos casos se pierde la integridad del yo. En el primero me pierdo al disolverme en el seno de un poder exterior; en el segundo me extiendo al admitir a otro ser como parte de mi persona, y si bien aumento de fuerzas, ya no existo como ser independiente. Es siempre la incapacidad de resistir a la soledad del propio yo individual la que conduce al impulso de entrar en relación simbiótica con algún otro. {…} La gente no es sádica o masoquista, sino que hay una constante oscilación entre el papel activo y el pasivo del complejo simbiótico, de manera que resulta a menudo difícil determinar qué aspecto del mismo se halla en función en un momento dado. En ambos casos se pierde la individualidad y la libertad.”


El arte de amar

Así, la hipótesis de que esas tendencias son una búsqueda de que alguien sostenga el yo propio, de que alguien mitigue mi soledad, se confirma tanto en el sadismo como en el masoquismo. Pasemos ahora sí al momento esperado. Si el amor lamentablemente se ha visto desfigurado hacia la conversión de un mercado, hacia una forma de mitigar la soledad… Entonces, ¿qué hemos descuidado?, ¿Qué es lo correcto?, ¿Cuál es el verdadero “arte de amar”?

El amor desde el modo del “ser”

Al principio del tema del sado-masoquismo comentaba sobre el amor desde el modo de “tener”, recordemos: “Experimentar amor en el modo de tener implica encerrar, aprisionar o dominar al objeto “amado”. Es sofocante, debilitador, mortal, no dador de vida. Lo que la gente llama amor la mayoría de las veces es un mal uso de la palabra, para ocultar que en realidad no ama”.

No es posible tener amor, puesto que no es una cosa que se pueda poseer. El amor es un actuar constante, una actividad productiva. “Implica cuidar, conocer, responder, afirmar, gozar de una persona, de un árbol, de una pintura, de una idea. Significa dar vida, aumentar su vitalidad.” ¿Acaso no es totalmente lo contrario alo que se vive hoy en día? Hoy buscamos tener, recibir cariño, tener pareja, y hemos olvidado que el amor es un modo de ser. Nos olvidamos que nuestro amor debe ser una búsqueda de la plena libertad individual del otro, así como la de nosotros mismos.

¿“Rendirse al amor”?

Fromm dice que no es posible rendirse al amor puesto que eso denotaría pasividad. Pienso que está en lo correcto, puesto como ya vimos que el verdadero amar es una actividad constante. Es la búsqueda constante de la felicidad de ambos miembros de la pareja.

Sería equivocado afirmar que es amor cuando dependemos de la otra persona, que “sin ella, no podríamos vivir”. También sería equivocado denotar al amor como algo exclusivo para el objeto amado. No hay un único amor a una sola persona, y que eso implique negar el amor a las demás. Esto sería volver a una relación de dependencia, de rendimiento, de sado-masoquismo. La persona a quien amamos debe considerarse como la encarnación de todos los caracteres humanos. El verdadero amor es un amor al ser humano, al Hombre en general. Así, cuando amamos a nuestra pareja nos amamos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, puesto todos somos humanos.

Nos unimos con la otra persona, pero no para depender de ella ni que ella dependa de nosotros, sino para que ambos busquemos la felicidad y libertad mutuas. Y no una libertad solitaria, sino una libertad positiva, una libertad para actuar y hacer felices a nuestros semejantes, pero sobre todo, para ser felices nosotros mismos por lo que somos y por como amamos. Utópico…talvez, pero así es el verdadero arte de amar.

De nuevo, ¿Practicar el amor es difícil?

Todo arte se practica, asì que concluyo con los requisitos para la practica de todo arte:
1. Concentración
2. Disciplina
3. Paciencia
4. Preocupación por dominar el arte.

Así, debemos concentrarnos en lo que hacemos. Pensar y razonar como amamos, a quien amamos. ¿Cómo estoy llevando mi relación?, ¿Qué debo hacer para mejorarla? Es un enfoque total en lo que estoy haciendo, en la manera en que amamos.

Debemos mantener una disciplina. ¿Lo hago para pasar el rato?, ¿lo hago porque se siente bonito?, ¿ando con esa persona por verdaderos sentimientos de amor? El amor es una cosa muy seria, un arte que merece respeto y un orden adecuado, y no tomarlo como un simple pasatiempo.

La paciencia es a mi punto de vista el requisito más importante. El fracaso en el amor se puede dar en repetidas ocasiones, pero nunca hay que desanimarse. Siempre es bueno esperar a que llegue la persona indicada para nosotros. Recordar que si no se logro algo con esa persona a quien amabas: o no la merecías, o no te merecía, o ninguno de los dos se merecían.

Finalmente, es necesaria una preocupación constante en dominar el arte. Conocer sus principios. Detectar áreas de oportunidad en nuestra forma de amar, actuar constantemente en la búsqueda de soluciones.

Estimado lector, esto es todo lo que por ahora puedo concluir sobre este tema. ¿Es difícil amar? Creo que ahora conociendo los principios del amor usted podrá analizar si es difícil. No me atrevo a decir que es fácil, pero si me atrevo a decir que no es difícil. Que estas fechas nos sirvan de reflexión sobre el amor que sentimos o, incluso, que no sentimos. No nos dejemos llevar por la soledad ni por la mercadotecnia, que guían nuestro actuar diario. Recordemos que el amor no es tener, sino que es un modo de ser. Se agradecen sus comentarios y felices fiestas de San Valentín.

Bibliografía

Nota: el año marcado es el de las reimpresiones, no el año original de la obra.

Horney, Karen. La personalidad neurótica de nuestro tiempo. Editorial Paidòs. España (1993).
Fromm, Erich. El arte de amar. Editorial Paidòs. México (2007).
Fromm, Erich. ¿Tener o ser? Editorial Fondo de Cultura Económica. México (1978).
Fromm, Erich. El miedo a la libertad. Editorial Paidòs. México (2004).