jueves, 21 de mayo de 2009

Ciencia, religión y tolerancia

Por Carlos Arquieta

Es curioso, puesto la religión y la ciencia tienen mucho de parecidas. Mientras la ciencia tiene el "método cientifico", sus leyes y sus procedimientos, la religión tiene sus "diez mandamientos", sus dogmas y sus rituales. La pequeñísima diferencia es que la ciencia ha encontrado formas empíricas de llegar a la verdad, mientras la relgión hace sus planteamientos de la verdad a partir de la fe.

¿Cual de las dos es la que conviene? La que mejor aplique a nuestra existencia. Hablar de tolerancia de ideologías implica llegar a la conciencia de las diferentes formas de pensar, sin condenarlas. Mientras el ser humano acepte su condición de sujeto "en falta" como diría Lacan, o de sujeto no perfecto, pero "perfectible" como plantea la religión católica, no encontramos problema alguno. La eterna busqueda de la verdad será, pleonásticamente, interminable, y así, no se me ocurre como cerrar, más que con un comentario magnífico que me hizo una buena amiga:

"estoy abierta a los diferentes puntos de vista respecto a la religion, creo que lo importante es conocer las ideas para poder formarse una propia buscando la verdad, y el conocimiento"- Guadalupe

lunes, 18 de mayo de 2009

Sobre la psicogénesis del suicidio

Por Carlos Arquieta
A través del tiempo, el hombre le ha dado un distinto significado a la muerte según su contexto, e incluso la misma sociedad influye de alguna manera en su forma de pensar sobre ella; a su vez, se ha criticado duramente el acto suicida en todas las épocas conocidas del hombre pensante, pero ¿qué pasa por la mente del suicida que lo impulsa a cometer tal acto? Para contestar a esta pregunta, tendremos que dejar a un lado el aspecto social para ahondar más en los factores psicológicos propios del suicida.

Hablando propiamente del psicoanálisis, este ve al suicidio de dos maneras: una es dirigida hacia un objeto externo y otra hacia el propio yo.

El suicidio puede tomarse como la acción que culmina una crisis de manera significativa. El suicidio se da luego de una fuerte decepción amorosa que retorna al sujeto la agresión contra el padre u objeto perdido, lo que hace evidente que el suicidio es un acto con un alto contenido simbólico dirigido a “otro” como una forma de expresarle que su desprecio fue fatal, mortal. Con esto la persona suicida quisiera hacer sentir culpable al “otro” y que tal escena de la acción suicida lo deje con el remordimiento destructor de ser la causa de tal atrocidad.

Ya habíamos mencionado que el Otro está de por medio. Es interesante como en el acto se suicida pareciera que se “funden” los procesos inconscientes y conscientes[1], siendo afectado el Otro interno y el Otro externo. En esta relación sujeto-Otro encontramos las siguientes premisas[2]:
El suicidio es un suceso que pretende enviar un mensaje de una persona a otra;
Existe una persona específica que se espera reciba el mensaje del suicidio; el acto suicida se comete por esa persona, por encima de todo; y
el principal contenido del mensaje que se transmite es el enojo

Aún y esto nos parecerá bastante manifiesto, y talvez sea preciso recordar los planteamientos hechos por M. Klein. Regresemos a lo inconsciente y a lo que se da en el plano de la fantasía. Nos recuerda que “todo estímulo externo o interno está lleno de los mayores peligros”[3]. Entonces, cualquier fragmento que quede de los objetos malos, cualquier objeto malo del exterior, o incluso internalizado, pone en peligro la integridad no sólo de los objetos malos, sino también de los buenos. Todos estos procesos que se dan dentro del sujeto lo llevan a un conflicto inconsciente, conflicto en el cual, al haber riesgo de pérdida del objeto bueno, el sujeto cae en un autocastigo, el cual puede ser el suicidio. A esto nos referimos cuando hablamos del sucedió dirigido al yo, como forma de autocastigo. Es aquí donde nos detendremos por ahora, y ahondaremos en como se da ese autocastigo.

En el texto “La psicogénesis de la homosexualidad femenina” de 1920, Freud dice: “El psicoanálisis nos ha descubierto, en efecto, que quizás nadie encuentra la energía psíquica necesaria para matarse si no mata simultáneamente a un objeto con el cual se ha identificado, volviendo así contra si mismo un deseo de muerte orientado hacia distinta persona” [4]

Entramos al terreno de las identificaciones. Recordemos que los primeros objetos, en particular los “buenos” son con los cuales el sujeto se identifica. Así, otro factor que provocaría el suicidio en el adolescente sería identificarse con ese objeto que se quiere destruir, destruyéndose a sí mismo en el acto suicida. Pero no es tan sencillo, porque este acto lleva implícito un poco de culpa, culpa generada por los primeros objetos introyectados, los cuales forman la base del superyò[5].

Anteriormente mencionamos como puede darse la posibilidad de identificarse con objetos sumamente severos, un objeto bueno bastante perfecto y exigente, que pide toda la atención. El lector ya habrá recordado: ese objeto que decíamos que hacía una petición como “¡Tienes que repararme!” Si dijimos que ese objeto es introyectado, convirtiéndose en un superyò, éste podría castigar al sujeto si es incapaz de protegerle, en una lógica de “no me protegiste, a mí, quien te dio gratificación, no me demuestras gratitud…deberás sufrir las consecuencias” El sujeto cae en esa culpa y desvalorización de su yo, y culmina en su autodestrucción.

Veámoslo desde Freud. Tomando en cuenta que las tendencias suicidas deben ser vistas también desde un lado interno, podemos decir que en la neurosis, el mecanismo psíquico hace que en el sujeto retorne el deseo de matar; pero al ser casi imposible confesar que el objeto de la pulsión de muerte es un ser amado, esta pulsión se vuelve contra la propia persona en un sentimiento de autodesvalorización y destrucción. ¿Còmo es posible desear la muerte de un objeto amado? Pareciera que la única forma de compensar semejante pensamiento de muerte hacia el objeto amado sería la muerte propia. Veámoslo en un esquema, juntando la teoría de Stekel (1910) y las modificaciones hechas por Freud en “Duelo y melancolía” (1915)[6].


Deseo asesino hacia alguien-Impulso reprimido por el superyò-Sentimiento de culpa-Estado de melancolíaAuto-destrucción


Figura 1: Esquema interno del acto suicida

Para reafirmar esta idea de que el suicidio puede ser dirigido hacia el propio yo, podemos citar a Albert Camus, quien nos dice que la sociedad y el mundo externo no tienen mucho que ver con esta clase de pensamiento, es en el aparato psíquico del suicida donde se encuentran estos pensamientos suicidas que tanto atormentan al individuo. Dependerán entonces estas tendencias de la forma en que estén organizadas las pulsiones de vida y muerte del sujeto.

Para dejar claro esto último tomaremos como referencia lo que Freud nombra “pulsión de muerte”. La meta de toda vida es la muerte. Cuando surge la vida hay una pulsión que procura volver a la muerte, es decir volver a lo inanimado. Las pulsiones de vida son las que impulsan al organismo a prolongar la vida del sujeto y así retardar el proceso de muerte. El concepto de pulsión de muerte fue introducido por Freud en “Más allá del principio de placer” (Jenseits des Lustprinzips, 1920); en este texto describe a la pulsión de muerte como una tendencia a liberar el cuerpo de toda tensión y volver a lo inorgánico (o inanimado).

Al ser estas pulsiones de muerte casi una invitación a la autodestrucción que surge del interior psíquico del sujeto, estas solo se exteriorizan cuando el sujeto intenta agredir a un tercero como parte de su mismo impulso a la destrucción exteriorizado a lo cual se le puede llamar pulsión agresiva o destructiva, que es cuando el sujeto refleja en otro ese sentimiento de autodestrucción y lo manifiesta.

Según la teoría de Freud, estas pulsiones de vida y muerte se separan una de la otra dando pié a lo que se diría un dualismo entre ellas dado a su función contraria en cuanto a que la pulsión de muerte intenta destruir para liberar tensiones y la pulsión de vida conservar la misma.

Melanie Klein reafirma ese dualismo de las pulsiones de muerte y pulsiones de vida, atribuyendo incluso un papel fundamental a las pulsiones de muerte desde los comienzos de la existencia humana, no sólo en la medida en que están orientadas hacia el objeto exterior, sino también en cuanto operan en el organismo y dan lugar a la angustia de ser desintegrado y aniquilado.[7] Así, el lector, aún a estas alturas, podrá ahora entendernos sobre el por qué elegir una postura Kleiniana en los temas de depresión y suicidio.

[1] Decimos que se funden, porque la agresión hacia el Otro no sólo se da de manera interna, sino que, externamente, los familiares o la persona por la cual se cometió el suicidio en verdad sufre la agresión hecha hacia su persona.
[2] Estas premisas son tomadas de Sullivan, D. y Everstine, L. “Personas en Crisis” Ed. Pax México (2000).
[3] Klein, M. “Contribución a la psicogènesis de los estados maniaco depresivos” Ed. Bibliotecas de Psicoanálisis.
[4] http://www.herreros.com.ar/melanco/garcia.htm
tomado el 23 de Abril de 2008

[5] Sólo resaltamos el origen mismo del superyò en los primeros objetos introyectados, los cuales, como ya se vio, presentan desde el principio las características de rigidez y rigurosidad propias de superyò maduro.
[6] Sullivan, D. y Everstine, L. “Personas en Crisis” Ed. Pax México (2000). Cabe mencionar que en el esquema, la única modificación o elemento que agregó Freud es el “estado de melancolía” que se da antes de la “autodestrucción”
[7] Laplanche, J. y Pontalis J. “Diccionario de Psicoanálisis”. Ed. Paidòs, España (1996)

sábado, 16 de mayo de 2009

Análisis de la película "Una mente brillante" a modo de viñeta clínica

Por Carlos Arquieta

Me gustaría compartir con los lectores una tarea que se me pidió realizar en la materia de psicoanálisis. Es un análisis, en forma de viñeta clínica, de la película "Una mente brillante". Como se puede ver, este tipo de trabajos permiten a los estudiantes lograr una especie de entrenamiento en el ejercicio clínico con futuros pacientes, por lo que opino que son trabajos bastante interesantes y entretenidos.

Una Mente Brillante
Ficha técnica

Título: mente brillante
Título original: A Beautiful Mind
Dirección: Ron Howard
Producción: Brian Grazer, Ron Howard, Maureen Peyrot
Guión: Akiva Goldsman
Música: James Horner
Fotografía: Roger Deakins
Reparto: Russell Crowe, Ed Harris, Jennifer Connelly, Christopher Plummer, Paul Bettany, Adam Goldberg, Josh Lucas
País: USA
Año: 2001
Género: Drama
Duración: 135 min


NOMBRE: John Nash

Síntomas

Pérdida de la realidad
Alucinaciones
Delirios de persecución (paranoia)
Trabajo intelectual excesivo sin fines reales (recorta y marca revistas buscando códigos, entrega cartas en lugares abandonados)
Automutilación (buscándose un implante)
Dificultad para relacionarse con la gente, sobre todo con las mujeres
Afán de superioridad

Relaciones interpersonales

Richard Sol y Bender: Compañeros de Universidad y colegas de Nash en Wheeler. Tiene una buena relación con ambos, como colega y amigo.
Martin Hansen: Compañero de Universidad de Nash, y más tarde, director del campus donde estudiaban. Comparte la beca Carnegie con Nash. Inicialmente él y Nash no simpatizan, debido a que Martin busca hacer ver mal a Nash, y viceversa, pero más tarde olvidan sus diferencias y se llevan mejor. Martin llega a permitirle a Nash tener un puesto de profesor aún y con su enfermedad.
Charles Herman: Primer alucinación de Nash. Se presenta como un compañero de alcoba, muy alegre, vivaz, constantemente animando a Nash.
William Parcher: Segunda alucinación de Nash. Se presenta como un director del departamento de defensa de USA. Le pide a Nash el desciframiento de códigos escondidos en revistas y periódicos para descubrir la trayectoria de una bomba elaborada por los rusos. Le implanta un diodo de radio a Nash, con el cual podría entrar al edificio a hacer la entrega de sus trabajos. Obviamente todo lo aquí escrito es alucinado por Nash.
Marcee: Tercera alucinación de Nash. Es la sobrina de Charles Herman, a la cual trata como si fuera sobrina de él.
Alicia Larde: Inicialmente alumna y después esposa de Nash. Con ella Nash logra relacionarse de una manera adecuada, considerando que presentaba dificultades para relacionarse con las mujeres. Su relación se da de una manera normal, hasta un día en que Nash le pide ansiosamente a ella que salga de la casa rápidamente, que no puede explicarle lo que pasa, a lo cual ella reacciona con miedo y llama a un psiquiatra. Durante la enfermedad de Nash se presentan algunos problemas maritales, sobre todo por la falta de cuidados de Nash hacia su hijo y la falta de sexo en la pareja.
Dr. Rosen: Psiquiatra que atendió a Nash. Al principio Nash reaccionó con hostilidad hacia él, creyendo que era un ruso que lo tenía atrapado. Después de que se entera de que está enfermo, Nash lo trata de una manera normal, aunque no sigue el tratamiento.
Toby Kelly: Estudiante que discute con Nash, siendo este ya anciano, las teorías que tiene en mente para recibir asesoría.
Thomas King: Persona que informa a Nash de su adquisición del premio Nobel.

Hipótesis de causa del cuadro clínico

No se puede descartar una posible disposición orgánica, aunque hay aspectos psicológicos mayormente determinantes de la patología. Posiblemente lo más importante sean los impedimentos sociales que el mismo sujeto se coloca. La gente no le agrada y dice que él no le agrada a la gente. Esa creencia debe estar fundada tal vez desde su infancia, por alguna experiencia social indeseable. Su personalidad es muy retraída, agresiva. Afirma que no quiere perder tiempo leyendo a “mortales inferiores” en clases, las cuales afirma que destruyen el genio creativo. Tiene una personalidad a la vez muy narcisista, pues siempre busca ser original, destacar, y no le gusta perder. En el momento en que pierde, afirma que el juego es imperfecto. Este carácter narcisista, probablemente originado en una infancia de alguna manera traumática, es lo que posiblemente sea el factor determinante de la “psiconeurosis narcisista” que presenta.

Diagnóstico

Esquizofrenia paranoide.

Recomendaciones terapéuticas

Se llegó a manejar terapia de electroshocks y medicamentos. Se recomendaría únicamente continuar con el tratamiento farmacológico, tal vez alguno no tan fuerte, para poder trabajar terapéuticamente con el paciente. Una terapia con orientación analítica, tal vez con orientación Kleiniana específicamente, sería útil en este caso. Se buscará ubicar al paciente en la realidad, mostrarle aquellos aspectos de la realidad que ignora, y ayudarle a integrarlos, pues se encuentran para él disociados. Se procuraría evitar la generación de ansiedad con constantes interpretaciones, las cuales intensificarían la regresión ya manifiesta del paciente. El enfoque terapéutico deberá centrarse en la progresión e integración de factores disociados de la realidad del paciente. Mostrarle los aspectos sanos y enfermos, “buenos” y “malos”, que ayudarán al paciente a organizar su personalidad después de integrarlos. El analista deberá buscar colocarse como un objeto existente, en el cual el paciente pueda encontrar su retorno a la realidad. En el paciente psicótico se dan intentos de recuperación de objetos. Cualquier contacto que presente el paciente deberá ser aprovechado por el analista. Deberá trabajar con cualquier parte sana del yo del paciente, por más pequeña que ésta sea. En resumen, el analista debe primeramente mantener el contacto con el paciente, para después poder continuar con el análisis, jamás perdiendo el contacto con el paciente. Integrarlo poco a poco a la sociedad podría ser útil después de llevar un buen tiempo en tratamiento.

Perversión y Estructuras en Psicoanálisis

Por Carlos Arquieta

Esta información puede ser de utilidad para aquellos estudiantes de psicología y psicoanalistas que deseen conocer los aspectos básicos sobre perversión y estructuras en psicoanálisis. La información es concisa, y obtenida de fuentes confiables que encontrarán al final del texto.

¿Qué es perversión?

· Desviación con respecto al acto sexual “normal”, definido como coito dirigido a obtener el orgasmo por penetración genital, con una persona del sexo opuesto.
· Se dice que existe perversión: cuando el orgasmo se obtiene con otros objetos sexuales (homosexualidad, paidofilia, bestialidad, etc. ) o por medio de otras zonas corporales (por ejemplo, coito anal); cuando el orgasmo se subordina imperiosamente a ciertas condiciones extrínsecas (fetichismo, transvestismo, voyeurismo y exhibicionismo, sadomasoquismo); éstas pueden incluso proporcionar por sí solas el placer sexual.
De un modo más general, se designa como perversión el conjunto del comportamiento psicosexual que acompaña a tales atipias en la obtención del placer sexual.

¿Qué es estructura?

Epistemológicamente, una estructura es:
· Un conjunto de elementos
· Las leyes de composición internas aplicadas a esos elementos.
Una concepción estructural hace referencia a una serie de relaciones entre elementos.
Un perfil estructural está mantenido por ciertos rasgos específicos.
“La estructuración de una organización psíquica se actualiza bajo la égida de los amores edípicos”- la relación del sujeto con la función fálica.
Hipótesis: función fálica como factor de orden y factor de desorden.

Economía paradójica

Goce: desorden psíquico, mantenido por la presión constante del deseo.
Esto podría deshacer la estructura, ¿Cómo mantenerla?

La castración como factor de orden en el desorden.

“el orden de la estructura es instituido por el orden fálico”
Patología: acrecentamiento del desorden (goce)

Deseo y Goce

Deseo: el sujeto se instituye como sólo y único objeto del deseo del otro.
El goce se acerca a un crecimiento mortífero si nada le pone límites, si el sujeto no llega a suscribir la dimensión de la falta, a través de la función fálica.
La estructura psíquica se mantiene en un cierto orden si el deseo del sujeto se sustenta en el deseo del otro porque allí encuentra la falta.
En las vicisitudes de los amores edípicos y en la relación del sujeto con el falo es dónde se determina la estructura psíquica del sujeto (neurosis, psicosis y perversión).
“A este nivel, la cuestión que se plantea es: ser o no ser, to be or not to be el falo”.
A grandes rasgos, la problemática está en el ser y el tener. El sujeto puede sentirse identificado con el falo de la madre, o puede renunciar a esta identificación y aceptar la castración simbólica, identificándose con aquél que se supone tiene el falo, o al contrario, con aquél que se supone no lo tiene (Metáfora del Nombre del Padre).

Bibliografía:

Dor, Joël (1988). Estructura y Perversiones. Argentina: Gedisa.
Laplanche, J. y Pontalis, J. (1996). Diccionario de Psicoanálisis. España: Paidós.